Tras un año de trabajo, presentamos los resultados preliminares de Tiempo para Jugar, que en alianza con Un Kilo de Ayuda y en colaboración con la Aceleradora de Innovación para la Primera Infancia de la U-ERRE, implementamos en 24 comunidades de los Altos de Chiapas para mejorar las competencias parentales de padres y cuidadores de niños de 0 a 5 años.
Con este proyecto, que fomenta las interacciones positivas a través del juego como herramienta del desarrollo integral, estamos impactando a más de 800 niños de primera infancia, más de 800 cuidadores principales y más de 60 hadas de juego, que son madres de las mismas comunidades que fueron capacitadas como facilitadoras del proyecto.
Tiempo para Jugar es una de nuestras apuestas en el trabajo que hacemos por la primera infancia. Buscamos construir comunidades resilientes en las que los servicios de cuidado y educación inicial sean de mejor calidad, los padres y cuidadores tengan competencias de parentalidad positiva y los espacios públicos tengan perspectiva de infancia. Nuestros proyectos de inversión social están impulsados por las Unidades de Negocio de FEMSA, como Coca-Cola FEMSA y OXXO.
La relevancia de proyectos como Tiempo para Jugar radica en que, durante la primera infancia, que comprende el embarazo y los primeros cinco años de vida, suceden cambios que acompañan el crecimiento y desarrollo de los niños y sientan las bases de su futuro. En este periodo, la interacción con el entorno y la creación de lazos afectivos con los cuidadores permiten la generación de nuevas conexiones neuronales y fortalecen todo tipo de habilidades que serán determinantes para su futuro. Por eso, la cantidad y calidad de las experiencias que vivan durante esta etapa sentarán las bases no sólo para el futuro de los niños sino también para el de toda la sociedad.
“Para lograr que los niños crezcan sanos y desarrollen sus capacidades al máximo, necesitamos fortalecer las capacidades de los adultos que los cuidan, tanto en sus familias como en los centros educativos. Tiempo para Jugar ha sido una gran oportunidad para apoyar a los padres y cuidadores de 800 niñas y niños en Chiapas. Creemos que este proyecto tiene un gran potencial de beneficiar a más familias y cerrar brechas de desarrollo en el país”, comentó Eva Fernández, nuestra Gerente de Inversión Social en Primera Infancia.
El modelo ha demostrado ser replicable y adaptable a distintos contextos, ya que se implementó como parte del portafolio de proyectos de la Aceleradora de Innovación para la Primera Infancia de la U-ERRE en Estado de México y ahora se está replicando en Chiapas gracias a nuestra alianza con Un Kilo de Ayuda.
El 67% de los niños menores de 5 años de estas localidades no asiste a ningún centro de educación inicial para su cuidado, aprendizaje o estimulación temprana, por lo que se vuelve todavía más relevante que sus padres amplíen sus conocimientos de desarrollo infantil y conozcan las maneras en las que pueden moldear y guiar el juego para el desarrollo positivo de los niños y niñas.
“Hace más de dos años fuimos seleccionados con la iniciativa “Tiempo para Jugar” la cual implementamos satisfactoriamente en el Estado de México y hoy es una realidad en San Cristóbal. En esta zona de los Altos de Chiapas, tuvimos grandes retos que superar como las distintas lenguas indígenas y los usos y costumbres para lograr sensibilizar e interesar a los padres y cuidadores sobre la riqueza que tiene el juego en el momento de aprender y mejorar las prácticas de crianza en los niños menores de 5 años”, afirmó Pedro Reverté, Director General de Un Kilo de Ayuda.