Todo inició cuando cuatro organizaciones compartieron la visión de que las comunidades rurales y periurbanas en situación de vulnerabilidad de América Latina lograran acceder a agua y saneamiento seguro, sin embargo los años de experiencia de cada una de ellas en el sector, les permitieron entender que para lograrlo tendrían que enfocarse en asegurar proyectos sostenibles e inclusivos esto quiere decir que los proyectos no fueran abandonados y a la par se fortalecieran los mercados que responden a las necesidades de agua y saneamiento.
Después de 6 años de haber iniciado su misión con la plataforma de Lazos de Agua, Fundación FEMSA, One Drop, el Banco Interamericano de Desarrollo y The Coca-Cola Foundation llevaron sus aprendizajes para compartirlos en la Semana Mundial del Agua 2023, como parte del Foco en las Américas con una sesión titulada “La historia y el éxito de un programa WASH innovador en América Latina”
“Entre 2017 y 2019 Lazos de Agua ya se implementaba en 5 países, sin embargo en 2020 llegó la pandemia y para hacer frente a la nueva realidad nos coordinamos junto con los socios, actores locales, artistas y las comunidades para seguir haciendo camino juntos; para 2022 logramos alcanzar la mayoría de las metas e inclusive las superamos” mencionó Ana María Nuñez, responsable de la comunicación del sector de Infraestructura y Energía del BID.
Además de los retos por la pandemia COVID-19 este proyecto enfrentó violencia e inseguridad, contextos sociopolíticos complejos, las presiones de la crisis climática y constante rotación de actores clave para el proyecto como miembros de comités o líderes comunitarios, a la par de poca comunicación entre entidades públicas y la comunidad, mercados locales débiles, pago inadecuado de tarifas , desconocimiento técnico para tratar agua en el hogar, resistencia a nuevos programas ASH y poca participación de las mujeres en la toma de decisiones, aunque el mayor impacto de no tener acceso recae en ellas y menores de edad.
“Muchos de estos retos no tienen que ver con infraestructura, sino con comportamientos individuales y grupales así como la falta de un entorno saludable para que la infraestructura pueda ser sostenible en el tiempo, además hay que generar confianza, conectar con los actores correcto y empatizar con la comunidad. Más que desafíos aislados tenemos un reto sistémico”, declaró Ana Elizondo, Jefa de Seguridad Hídrica en Fundación FEMSA.
El modelo de intervención demostró su eficacia al poder sobrellevar las presiones y complejidades internas y externas en cada localidad y logró beneficiar, sobrepasando su meta, a más 400 comunidades.
Este proyecto se implementó a través del modelo ABC para la sostenibilidad y el arte social para el cambio de comportamiento que cuenta con tres pilares: inspirar, activar y sostener, ambos modelos de la Fundación OneDrop, además las intervenciones fueron realizadas con socios de ejecución que conocían los contextos locales, y co-crearon con las comunidades a través de alianzas con gobiernos locales, lideres comunitarios, usuarios de servicios, jefes de hogar , estudiantes y entre otros, así lograron establecer una mirada regional desde lo local con objetivos claros a largo plazo.
“Muchos de los proyectos que hemos financiado como banco en la región especialmente en zonas rurales, no se mantenían ni operaban adecuadamente al paso del tiempo, justo porque no se operaba con este enfoque integral del ABC para la sostenibilidad, entendimos también cuán importante es no solo brindar acceso sino también inspirando y activando nuevos comportamientos y facilitando el acceso, especialmente a lugares de bajos ingresos a financiamiento y capital”, dijo German Sturzenegger, Especialista Líder de Agua y Saneamiento del Banco Interamericano de Desarrollo, BID.
El modelo del ABC para la sostenibilidad responde a: Acceso: construcción o rehabilitación de infraestructura, B: alcance social para el cambio de comportamiento, el cual se implementa con el modelo SBC usando al arte como vehículo de cambio y C: Fomento y fortalecimiento de la economía local y tiene como componente importante construir soluciones adaptadas al contexto socioeconómico de cada una de las comunidades.
“Nos tomamos el tiempo necesario para entender a cada comunidad y generar una estrategia de la mano de ellos sumando a los socios, miembros, artistas, y gobiernos, hicimos diagnósticos centrados en el ser humano particulares de cada situación con másde un sistema de monitoreo y evaluación. Diseñamos cada proyecto que fue parte de lazos de agua con el fin de dar acceso sostenible WASH” comentó Ernenek Duran, director de proyectos de la Fundación OneDrop.
La aspiración de este modelo es lograr que las comunidades lideren la gestión de sus servicios de agua y estén más preparadas para reaccionar a potenciales desafíos, motivo por el cual aseguraron contar con sistemas de monitoreo independientes que les permitieran evaluar la eficacia y eficiencia, así como los logros colectivos y las acciones.