El agua es nuestro recurso más valioso. Con ella se llevan a cabo todas las actividades del ser humano y por ello su importancia es irremplazable. Para asegurarla es fundamental ver más allá. Nuestro enfoque inicial era la conservación de cuencas, pero con el paso del tiempo descubrimos que este enfoque era sólo uno de los componentes necesarios para lograr la seguridad hídrica. Gracias al conocimiento experto consideramos que necesitábamos una visión que uniera una mayor cantidad de esfuerzos bajo la misma premisa: disponer de agua segura en cantidad y calidad.
El concepto de seguridad hídrica es un enfoque más amplio para la gestión adecuada del agua. Ésta se consolida como una estrategia que tiene una visión integral acerca del suministro y cuidado del agua porque permite proveer el recurso para nuestros hogares, industrias, ciudades, ecosistemas e incluso nos impulsa a desarrollar resiliencia ante desastres naturales. En otras palabras, la seguridad hídrica es la capacidad de proteger el acceso sostenible al agua para todos. A continuación, explicamos detalladamente las cinco dimensiones que componen la seguridad hídrica*.
Dimensión doméstica
Implica el acceso a agua segura en nuestros hogares. Es importante considerarla como base de la seguridad hídrica, ya que provee el sustento del agua a la población desde los hogares y, además, es imprescindible para reducir la pobreza y apoyar el desarrollo económico. Contar con agua segura en los hogares conlleva que ya ha pasado por un proceso de tratamiento y, por lo tanto, es apta para consumir. En esta dimensión también se incluye el acceso a drenaje de calidad para los hogares. El agua recibida en los hogares también ayuda a llevar a cabo actividades cotidianas en el hogar como: cocinar, bañarse, lavar la ropa, entre muchas otras.
Dimensión económica
No hay que olvidar que el agua ayuda a la producción de alimentos y sustenta la industria. El uso del agua en estos sectores no puede concebirse aisladamente de uno al otro. Se refiere al uso productivo del agua para sustentar crecimiento económico en la producción de alimentos, industria y sectores de energía de la economía. En esta dimensión, el agua apoya en la mejora significativa de la salud de las personas, así como al aumento considerable del acceso a los bienes más elementales para la vida.
Dimensión urbana
Implica apoyar el desarrollo de las ciudades a través del agua. Tras la transformación de sociedad rurales y agrícolas a centros urbanos, la economía evidentemente se fortalece y se estimula. Consolidamos el bienestar de las ciudades porque se vuelven no sólo habitables, sino agradables y dinámicas.
Dimensión ambiental
Implica que tomemos en cuenta que los ecosistemas son combinaciones bastante complejas de organismos vivientes y no vivientes que coexisten e interactúan a través de procesos complejos. Todos se afectan mutuamente. Los ecosistemas se encargan de darnos beneficios, ya que nos prestan servicios esenciales que nos benefician como el almacenamiento de agua dulce, la purificación del agua, la regulación de la calidad del aire y la reducción de riesgos asociados a desastres naturales relacionados con el agua.
Dimensión resiliencia
Implica construir comunidades que puedan adaptarse al cambio y que además respondan activamente ante los desastres naturales de forma efectiva y ordenada.
A través de una gobernanza sólida y la visión que la seguridad hídrica plantea, hacemos un mejor futuro mediante de la unión de esfuerzos de diferentes sectores de la sociedad para seguir impulsando una mejor gestión del agua y para ser más eficientes en el cuidado de nuestro recurso más precioso.