Este año, nuestro contexto nos empujó a retar la manera en la que hacemos inversión social. Así como la pandemia de COVID-19 tuvo un alcance enorme y transformó la vida diaria de millones de personas, nos atrevimos a reimaginarnos para ajustar profundamente nuestra manera de operar y estar a la altura de las circunstancias.
Nos atrevimos a reinventar nuestra forma de trabajar y nos volcamos al mundo digital para asegurar que el impacto traspasara los límites de la distancia. Hoy te compartimos cómo nos acercamos más y mejor a nuestras comunidades.
Acercarse para colaborar mejor
Una de las lecciones que nos enseñó el 2020 es que las distancias no nos separan, sino que pueden ser una oportunidad para mantenernos todavía más cercanos. Uno de los proyectos que mejor lo ejemplifica es el fondo de agua Cauce Bajío en el estado de Guanajuato. Sabemos que uno de los retos más grandes de esta zona del país es el tema del agua y, dado que es uno de los estados más importantes de México en el ámbito económico, industrial y cultural, adaptamos el proyecto para seguir adelante con las metas que teníamos para el año.
Nuestras iniciativas están en 12 países de América Latina. Aunque comparten temas en común, cada una enfrenta problemáticas diversas y la dificultad para comunicarnos a causa de la pandemia les afectó en distintas medidas. Por ejemplo, para la Alianza Latinoamericana de Fondos de Agua la distancia representó un reto importante y la adaptación se logró a través de los lazos con nuestros socios basados en una visión compartida y, sobre todo, partiendo de un trabajo previo de colaboración.
La innovación también jugó un rol importante en esta adaptación al implementar herramientas digitales. La pandemia nos obligó a mirar de manera diferente estas herramientas y, como resultado, nos fuimos sintiendo más cómodos empleándolas y compartiendo con mayor naturalidad a través de los espacios digitales. Lo que parecía un reto en la pandemia, se volvió en una oportunidad y una reinvención de cómo nos entendíamos en la colaboración. Tomando la Alianza de nuevo como ejemplo, empezamos a implementar podcasts, encuentros digitales, webinars y otras herramientas para fomentar la interacción entre los socios de los fondos de agua.
Acercarse para alcanzar el máximo potencial
Podemos hacer una gran diferencia a través del uso de la tecnología, la generación de información y la invención de nuevas formas para resolver los retos que enfrenta la primera infancia. La pandemia nos llevó a ser innovadores para mantener los lazos pese a la distancia y atender las necesidades de nuestras comunidades.
Primeramente, sabemos que el impacto que tiene la educación en los niños es crucial para hacer de ellos los ciudadanos que contribuyan a construir las sociedades del futuro. En la primera infancia, los pequeños aprenden jugando y desarrollan habilidades que serán clave para relacionarse con otras personas y con el mundo que los rodea. Este año, ¡Listos a Jugar! contribuyó a llenar las necesidades de miles de padres de familia que necesitaban estimular las habilidades de sus niños en casa. Las familias tuvieron al alcance de la mano esta plataforma digital llena de materiales educativos, divertidos e interactivos. Hemos podido conocer testimonios de que los niños están aprendiendo a manejar sus emociones y desarrollando hábitos saludables sobre su cuerpo, algo que es especialmente importante en tiempos críticos como los de hoy.
Por otra parte, también sabemos que debemos transformar el entorno de los niños. La pandemia acentuó las grandes brechas de acceso a salud y educación en América Latina. En escenarios de crisis, los niños tienden a ser los primeros que quedan desatendidos y son en los que menos se invierte. Basándonos en el uso de la tecnología y la generación de información, tuvimos una fuerte intervención con #PotencialParaTransformar en Brasil, Colombia y Chile para apoyar a más de 33,000 familias con la distribución de contenido de crianza positiva y soporte emocional para los padres, además de talleres virtuales para fortalecer competencias críticas y socioemocionales en educadores, todo ello a través de medios digitales. Sin duda, pivotear hacia los recursos tecnológicos y medios digitales nos permitió actuar con rapidez para seguir generando impactos positivos.
Acercarse para transformar experiencias
A medida que el coronavirus se expandía de país a país, los eventos presenciales fueron sustituidos por sesiones en línea debido a las restricciones sanitarias. Sabíamos que los medios digitales tenían el potencial para permitirnos encontrarnos, conectarnos y relacionarnos. En ese momento, comprendimos que teníamos que ser creativos para innovar en la manera en cómo fomentamos la interacción con nuestras comunidades.
Creemos que el arte es un instrumento de comunicación, reflexión, diálogo y acción. Nos conecta con la esperanza y la empatía, tan necesarias en estos tiempos de incertidumbre. Un ejemplo de la innovación en la interacción fue cómo transformamos la experiencia de la XIV Bienal FEMSA por medio de conferencias y talleres en línea, llevando el arte de más de 200 artistas a los hogares a través de los medios digitales.
Otra forma en la acercamos a las personas a la reflexión sobre el arte fue a través de talleres virtuales interactivos como Latinoamérica artista. Familias enteras pudieron conocer más a fondo sobre creaciones artísticas que forman parte de nuestra Colección FEMSA, todo al alcance de su mano y con actividades que fomentaron en ellos la curiosidad y las ganas de aprender. Vimos que hay mucha energía en la respuesta a estas nuevas formas de difundir el arte. La innovación digital ha permitido que encontremos nuevas formas de estar en contacto y en relación con manifestaciones culturales que nos permitan no solamente apreciar estéticamente las obras, sino también lo profundo de la comprensión del ser humano.
Este año, nos reconfiguramos para lograr adaptarnos y que nuestras inversiones sociales continuaran alcanzando a personas y comunidades aun con las barreras del confinamiento.