Al participar en “Residencias artísticas: creación experimental para la justicia social”, la artista Melissa García Aguirre (Monterrey, 1987) postuló un proyecto interdisciplinario que partió del estudio de fósiles microscópicos como medio para reflexionar sobre la relación humano-microfósil, la diversidad de género, y la ciencia y el arte como herramientas para generar justicia social. Lo llamó “Sueños microfósiles: forma y género”.
La idea de este proyecto, en el que participaron ciudadanos y estudiantes del Tec de Monterrey identificados como parte de la comunidad LGBT+, nació en 2019 de un anhelo por construir éticas no binarias, éticas cuir, pero no desde la soledad sino desde la compañía; como una manera de resistencia a como normalmente se hace ciencia y arte, que es en la individualidad.
La premisa, explicó la Licenciada en Artes Visuales y maestría en Trabajo Social por la Universidad Autónoma de Nuevo León, fue convocar a un grupo de personas LGBTQ+ y preguntarse si podían estudiar microfósiles y construir conocimientos, usando herramientas científicas, artísticas, y también herramientas de su propia historia, forma e identidad.
Durante la residencia, los participantes se sumergieron en el reino de los microfósiles, aprendiendo sobre los foraminíferos, organismos unicelulares que aparecieron a principios de la Era Primaria (Cámbrico) y cuyos descendientes han llegado hasta el presente, poblando sitios como La Huasteca.
Los foraminíferos, que datan de hace más de 600 millones de años, no son animales, vegetales ni hongos; pueden cambiar de forma y están en por lo menos el 70% del suelo sedimentario. Durante el transcurso de la residencia, los participantes realizaron sesiones de campo en La Huasteca, donde recogieron muestras y realizaron algunos hallazgos. Los foraminíferos eran una metáfora de la comunidad cuir.
“Hacíamos una broma al interior del proyecto y decíamos ‘los gays estamos en todos lados, como las foraminíferas, pero parece que nadie nos ve, nadie quiere vernos o tenemos que hacer un esfuerzo para que nos vean; la gente tiene que hacer un esfuerzo para aceptar que estamos ahí. Así que lo consideramos un proyecto de resistencia conjunta”.
En este ejercicio, señaló la artista, un grupo de humanos no sólo estudió microfósiles, sino que se dejó afectar por ellos.
“Como seres de esta especie y seres cuir nos podemos relacionar con estos otros seres de la naturaleza que no han podido ser clasificados científicamente, y que en esa resistencia a la clasificación podemos vincularnos con ellas y resistirnos a políticas de identificación que limiten nuestros derechos y limiten los derechos también de la naturaleza”.
El proyecto está relacionado con la justicia social en diversas dimensiones, dijo García Aguirre.
“La primera es una dimensión conceptual, ya que estamos reflexionando sobre la diversidad de géneros, la cronicidad humana, pero también la unicidad y la diversidad en la naturaleza. El simple hecho de poner estas dos cosas en diálogo, a través del arte y la ciencia, es ya un acto de resistencia y de justicia”.
Otro acto de justicia es no hacerlo en lo individual, sino en colectividad, agregó, y no porque desde lo individual no se pueda generar saber – aclaró – sino porque los conocimientos colectivos suelen ser invisibilizados.
“Quisimos promover más saberes creados desde la colectividad y también está el punto de la democratización de esos saberes y de la democratización de los saberes geológicos, paleontológico y micropaleontológicos de nuestra región, que no están tan visibilizados cultural y socialmente, a pesar de vivir en una ciudad de montañas; así que a partir de ahí ya se genera una justicia tanto para los microfósiles que pueden ser conocidos por mí primero, por el grupo, por las comunidades que se acerquen. Y también hacia el exterior, en las diferentes plataformas en la que queremos divulgar los resultados de nuestro proyecto”.
Algo que la artista no esperaba fue la cantidad de colaboradores que llegaron al proyecto y su gran compromiso.
“Eso ha fortalecido mucho el proyecto, pero que al mismo tiempo ha sido un reto el colaborar con científicos que están en otros lados del país y colaborar también con otras científicas locales, las y los estudiantes del Tec y la comunidad ciudadana”.
“Residencias artísticas: creación experimental para la justicia social” es una iniciativa impulsada por Fundación FEMSA, Artes del Tecnológico de Monterrey y la Secretaría de Cultura de Nuevo León a través de LABNL.
Conoce los resultados del proyecto de Melissa García Aguirre este viernes 14 de julio en LABNL a las 18:00 horas. La entrada es libre.