Proteger el desarrollo infantil en comunidades que han estado expuestas a la violencia es uno de los retos más grandes que enfrenta Colombia en la actualidad. Como mencioné en la entrada anterior a este blog, la exposición a la violencia durante la primera infancia tiene consecuencias que pueden durar toda una vida. Sin embargo, este no es un reto menor, la violencia también tiene consecuencias sobre la salud mental de las madres, que a su vez erosionan su capacidad para construir vínculos afectivos seguros y para promover el desarrollo infantil.
Por esta razón, junto con mi colega Arturo Harker de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes, nos acercamos a Alicia Lieberman y Vilma Reyes del Programa de Trauma Infantil (CTRP) de la Universidad de California en San Francisco. Lieberman y Reyes tienen una trayectoria sobresaliente en programas para mitigar el efecto negativo de las adversidades durante la primera infancia.
Alicia Lieberman y Patricia Van Horn desarrollaron el Child Parent Psychotherapy (CPP), un modelo de intervención para niños entre los 0 y 5 años de edad que se basa en las teorías del trauma y del apego seguro. La efectividad del CPP está soportada por la evidencia de distintos estudios de impacto en los Estados Unidos, los cuales fueron implementados en familias en su mayoría latinas y afroamericanas expuestas a entornos de violencia doméstica, migración, y altos niveles de depresión. Estos estudios dan cuenta de impactos positivos en la salud mental de las madres, en el vínculo afectivo, la salud maternal y el desarrollo de sus hijos e hijas.
En 2014, bajo el liderazgo de Vilma y de Alicia y en una alianza entre la Universidad de los Andes y el CTRP, desarrollamos el currículo de Semillas de Apego, un programa de acompañamiento psicosocial grupal que busca proteger el desarrollo de la primera infancia en comunidades expuestas a la violencia. El currículo se desarrolló a partir de la experiencia exitosa de CPP, con adaptaciones al contexto local y a las características y necesidades de las comunidades expuestas a la violencia en el país.
En 2018 iniciamos la implementación y evaluación de impacto de Semillas de Apego en Tumaco en alianza con la Genesis Foundation, la Fundación Éxito, Fundación FEMSA, la Fundación Coca-Cola, Grand Challenges Canadá y el colectivo de primera infancia Primero Lo Primero.
Tumaco, “La Perla del Pacífico”, es un municipio increíble y privilegiado geográficamente. Pero su riqueza geográfica también ha sido su condena pues lo convierte en un lugar estratégico para los grupos armados ilegales. Como ha ocurrido en muchos otros municipios a lo largo de Colombia, la población civil queda en el medio de las disputas por el poder territorial e incluso se convierte un instrumento de control territorial. En 2018, la tasa de homicidios en Tumaco ascendió a 116 homicidios por 100,000 habitantes. Esta es una de las tasas de homicidios más altas del país y más de 4 veces la del promedio nacional.
Entre 2018 y 2019, estamos acompañando el proceso de 670 madres, padres y cuidadores principales en Tumaco y aproximadamente 1,000 niños y niñas entre los 2 y 5 años de edad. Los resultados de este proyecto, que incluyen un ejercicio riguroso de evaluación de impacto, nos permitirán identificar las fortalezas y debilidades del programa y realizar ajustes con miras a un posterior escalamiento a lo largo del Pacífico y a otras regiones del país.
Semillas de Apego es nuestro aporte para empezar a sanar las heridas más profundas de la violencia, en las personas que la han vivido de manera más cercana y en los niños y niñas que son el futuro del país. Con Semillas de Apego esperamos contribuir a reparar las consecuencias negativas del conflicto en el país y dar la oportunidad a miles de niños víctimas de la violencia de desarrollar su pleno potencial, a pesar de los entornos adversos que enfrentaron en sus primeros años de vida.
Crédito de fotografía: Felipe Casares